Final feliz
Eric recordaba perfectamente a su abuela con aquellas joyas puestas y eso le trajo unos recuerdos increíbles. Lo mejor de todo es que gracias a ese juego increíble que sus abuelos le habían dejado por última vez, Eric podría reformar la casa vendiendo algunas de las monedas y así podría quedarse para siempre con la casa de sus abuelos. Por supuesto, las joyas de su abuela no las vendió y se las quedó de recuerdo, junto a una de las monedas, la foto y el libro de “La Isla del Tesoro”.

Final Feliz