Madurando
Cuando pasó todo aquello eran muy jóvenes e impulsivos, vivían a un ritmo frenético que no les dejaba pensar con claridad, ahora que ambos se habían separado y habían hecho sus caminos independientemente el uno del otro, les había dado tiempo a madurar y centrarse en sí mismos para construir sus personalidades. Ya no había miedos ni inseguridades, tampoco mentiras ni necesidad de aparentar nada.

Madurando
Publicidad