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Pronto Becky comenzó a tener miles de seguidores, todo el mundo adoraba sus historias y les encantaban las fotos de los trillizos. Contaba cómo hacía para darles de comer a los tres a la vez con un invento suyo o cómo les pintaba las uñas de colores para distinguirlos. Rápidamente todo el mundo conocía la página de Becky y las marcas se interesaron por ella. Empezaron a mandarle productos de bebé gratis para que los promocionara en Instagram y todo esto supuso un buen alivio económico para su familia.
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