Se movian las cosas
Christopher estaba casi a 150 pies dentro del túnel, se dio la vuelta y fue recibido con la luz que venía de la entrada. Pero cuando se dio la vuelta, pareció no poder comprender lo que estaba viendo. Se quedó quieto durante unos dos segundos hasta que su cuerpo reaccionó; saltó, sin esperar que sus uñas rasparan las paredes, su claustrofobia se doblaba en él como la tapa de una caja. Una de las cadenas había comenzado a balancearse. Y no solo un poco, no, con fuerza. Alguien lo estaba mirando. Su corazón latía con fuerza dentro de su pecho mientras corría hacia la entrada. Tenía que salir de allí. Tenía que llamar a alguien. ¿Pero quién?. Tan pronto como las cadenas se movieron, sin que el viento las hiciera moverse así, Chris se asustó y volvió corriendo a casa. Luego llamó para aprender más sobre la propiedad y ver si lo que experimentó fue solo en su imaginación.

Se movian las cosas