Melania llegó y se quedó de piedra
Ya casi no quedaba ni una sola rasta en la cabeza de Jordan cuando Melania entró por la puerta y vio lo que estaban haciendo. En ese momento la pobre casi se desmaya del susto. Las rastas de su hijo eran muy importantes para él y ella no entendía nada de lo que estaba pasando ahí. Al ser consciente de aquello, se echó a llorar desconsoladamente ante la mirada atónita de su hijo y de su marido.
Melania llegó y se quedó de piedra
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