Una vida para nada simple
Si bien Gabriel aparece como un chico feliz en todas sus fotografías, la vida para él no ha sido para nada fácil. Al no poseer extremidades, Gabriel siempre fue visto como alguien diferente por su entorno. En la escuela los otros niños eran crueles, se reían de él y lo amenazaban. Es por este motivo que ir a la colegio asimismo era tremendamente dificultoso. Como educando de primer año, inclusive cambió de escuela. Por lo frecuente, lloraba solitario. A excepción de embargo, sus padres perpetuamente lo alentaron a hacer lo mejor.

Una vida para nada simple